Susana Olaondo plantea, en ¡Hay que insistir!, lo importante que es leerle un cuento a alguien que lo pide y cuánta felicidad siente ese ser con ese acto tan sencillo.
El personaje principal, un niño llamado Pipe, se pasea por su casa con su libro preferido, buscando que se lo lean; pero todos los integrantes de su familia están ocupados. Entonces recurre a los protagonistas de los cuentos clásicos; sin embargo, también ellos están en otra cosa y no logra que le lean. Sin desanimarse, él insiste hasta que, logra su objetivo.