El 25 de septiembre de 2022, Alejandro Astesiano regresaba al Uruguay desde Costa Rica, donde había viajado junto al presidente Lacalle Pou en su rol de jefe de seguridad. Estaba cansado, y solo deseaba una cena típicamente uruguaya y algo de tranquilidad. Sin embargo, la realidad fue muy distinta a sus espectativas: lo esperaba una orden de detención.
A partir de ese momento, los acontecimientos se desarrollaron a velocidad de vértigo, y la opción pública accedió atónita al devenir de informaciones que hablaban de corrupción, pasaportes falsos, espionajes ilegales, lavado de activos y pescado congelado.
¿Cuánto hay de cierto y cuánto hay de falso en todo lo que se dijo?
¿Astesiano actuaba por su cuenta, o contaba con el respaldo de otros actores políticos?
¿Qué papel juegan los lobistas que están cerca del poder?
¿Cuál fue el desempeño de los representantes de la justicia en este caso?
¿Cuánto falta por descubrir?