En la interestatal 50, en el desértico y solitario tramo que atraviesa Nevada, un gato muerto ensartado en un cartel da la bienvenida al pequeño pueblo minero de Desesperación. Allí, un policía local poseído por un perverso ser se ha erigido en autoridad suprema y sanguinaria, y elige sus víctimas entre los escasos vehículos que circulan por la carretera.
Aquellos que mueren rápidamente son el realidad los más afortunados, ya que para los supervivientes Desesperación se convertirá en el escenario de una horrenda pesadilla.