Los desastres son difíciles de prever, pero en la actualidad deberíamos estar mejor preparados contra las catástrofes que los romanos cuando el Vesubio entró en erupción o que los italianos cuando golpeó la Peste Negra en la Edad Media. Al fin y al cabo, nosotros contamos con la ciencia. Sin embargo, tal y como ha quedado demostrado con la crisis del coronavirus, la respuesta de la mayoría de países desarrollados ante un nuevo patógeno ha sido más bien torpe. ¿Cómo es posible? Niall Ferguson sostiene, entre muchas otras cosas, que estaban en juego patologías previas arraigadas ya visibles en nuestras respuestas a otros desastres del pasado.
Desde diversas disciplinas, incluidas la economía y la ciencia de redes, Desastre ofrece no solo una historia, sino también una teoría general de los desastres, y expone cómo nuestros complejos y atrofiados sistemas de gobernanza son incapaces de afrontar las crisis.
Como muestra Ferguson, los gobiernos deben aprender a ser menos burocráticos y más resilientes si quieren evitar un declive irreversible.