Marcelo es un niño de siete años inquieto como una cola de lagartija. Lo que más le gusta en el mundo es pasar el verano con sus abuelos, José y Valentina, en el pueblo: El Castro. Juntos dan paseos por el río, pescan, juegan y charlan de todo un poco. En sus conversaciones, el abuelo le cuenta a su nieto historias de su familia y de cómo era El Castro cuando él nació.
A través de ellas, José relatará su infancia, la repentina partida del pueblo a los catorce años, la difícil estancia en un internado y el descubrimiento de la música, que consiguió que superara los momentos más complicados de su adolescencia y le dio un objetivo en la vida: ser compositor, cantante y cumplir el sueño de grabar su primer disco.