Los globos de Cantoya trepan al cielo con los carrillos llenos de aire caliente. Si bien su origen se remonta a una antigua tradición oriental, son habituales en México, donde se los fabrica con varios pliegues de coloridos papeles. Se dice que si un deseo se ata al globo en el momento del ascenso, este será escuchado en el cielo.
Dos amigos del barrio son hinchas de un cuadro de fútbol que por primera vez en su historia llega a las semifinales del campeonato. A través de la esperanza puesta en un globo de Cantoya, tratarán de cumplir el sueño de ver a su equipo campeón. El globo de papel cometa elevará sus deseos más allá de las nubes, pero solo el Chamuco sabrá lo que pidieron los niños.
Un globo de Cantoya, de Laura Santullo, ilustrado con delicadeza por Alfredo Soderguit, es una bellísima historia de amistad y de magia con un inesperado y conmovedor final.