La pérdida tiene un signo particular. Un estallido en el medio del cuerpo que provoca una hendidura desde la que se despliegan grietas finas y profundas. La pérdida tiene un signo particular: es un texto irregular y desparejo, un poema inabarcable, enrevesado, atado sobre sí mismo. Andrés León avanza por el bosque de espejos, en la búsqueda dolorosa pero casi inconsciente de revelar las fuentes del trauma, cráter enorme que transmuta la topografía corporal. La búsqueda de las huellas, de los espacios sensibles; descubrir de nuevo la lengua del amor para rearmarla en el presente, este presente, el presente de la paternidad, de la angustia, de la vuelta eterna al territorio del fracaso. Reencontrar esa palabra muda para poder darla de nuevo. ¿Cómo se cría cuando la crianza está signada por el vacío? Cómo se puede traducir el lenguaje del cariño desde el cuerpo roto, cuando lo sagrado está enredado de lo profano. Cómo se hace para contar la muerte doble del padre, la muerte de la madre, la orfandad adulta. En este caso, es en la búsqueda secreta del lenguaje familiar, o de un lenguaje familiar, ese que podría ser capaz de desarmar el nudo, el texto ya escrito, y dar entidad a las figuras fantasmas, acercarlas un poco más a la vida, no dejar que se vayan. Isabel Retamoso
El libro para mirar fantasmas
$ 650,00
Disponibilidad: 1 disponibles
SKU: 9789915959832
Categoría: Narrativa Uruguaya
Etiquetas: Andrés León Miche, Nuevo, Pez en el hielo