Junto al parque, en ese rincón ciudadano a medias soñado, se amalgamaban
soledades: el exilio del ex brigadista que debió emigrar de la España de
pos guerra, con el desamparo de un criollo, el Negro de la Mirada,
fugitivo de la vida.Los dos han quedado huérfanos de afectos, aunque
los conserven celosamente dentro; los dos añoran igualmente la compañía,
aquella de otros tiempos.
Los rodean tuberculosos atrincherados bajo las tribunas del estadio,
huidos del hospital en señal de protesta, que rechazan a escupitajos la
carga de lapolicía montada; hay vecinos solidarios -el carnicero, las
pibas del quilombo, el timbero-: todos unidos al fin por la pobreza.
El barrio era una fiesta
$ 590,00
Disponibilidad: 1 disponibles