En 1953, el escritor uruguayo Enrique Amorim erigió un misterioso monumento en la frontera entre Uruguay y Argentina. El memorial tenía la forma de una lápida, y en su interior Amorim enterró un osario. El discurso inaugural y la correspondencia posterior sugieren que ahí yacían los restos de Federico García Lorca.
Este libro comienza con el enigma de este monumento y luego pasa al enigma del propio Amorim. Millonario pero comunista, escritor pero hacendado, homosexual pero casado, uruguayo pero argentino, Amorim fue cambiando de identidad para estar cerca de los artistas que amaba: un Neruda maltratador y egoísta, un Picasso heroico en el París de posguerra, un Borges en pleno descubrimiento de su universo literario, un Chaplin juguetón perseguido por el anticomunismo.
¿Qué es verdad en esta historia? ¿Qué creía Amorim que era verdad? O ¿qué quería hacernos creer que lo era? Toca al lector decidirlo. Aunque rigurosamente documentado, este libro cuenta la historia de un camaleón, y, a través de sus ojos, la crónica más inesperada del arte y la literatura del siglo xx.