Joey Lynch, el segundo hijo de un matrimonio roto, lleva toda la vida recogiendo los
pedazos de una familia en descomposición. Cuando su hermano mayor, Darren,
abandona la ciudad, Joey se ve obligado con tan solo doce años a asumir el papel de
protector de su madre y sus hermanos pequeños. Atormentado por el odio que siente
hacia sí mismo y furioso con el mundo, afronta la vida adolescente y el inquebrantable
sentido del deber que le profesa a su familia mientras avanza peligrosamente hacia
una vida de adicción que amenaza con engullirlo por completo. La única luz en ese mar
de oscuridad es la vivaracha hija de su jefe, una chica que nunca se echa atrás y que da
la casualidad de que va a su clase.
Aoife Molloy nunca ha pecado de tímida. Su carácter dicharachero y seguro de sí
mismo nunca la ha llevado por mal camino. Hasta que el primer día de instituto conoce
a un chico de temperamento impulsivo que despierta en ella una curiosidad
abrasadora que crece día a día.