Gracias a los tres mil pesos moneda nacional que le otorga el segundo Premio Municipal de Literatura, Borges dedica el año 1929 a una investigación sobre el poeta Evaristo Carriego que se transforma en un profundo y revelador estudio sobre el mundo del tango. Más de treinta años después revive ese mundo, que lo había adentrado en los bajos fondos de la Ciudad de Buenos Aires, en cuatro conferencias que dicta los lunes de octubre de 1965 a las siete de la tarde en un departamento del barrio porteño de Constitución. Lúcido y ocurrente, Borges exhuma el Palermo y el Sur de antaño, poblados de compadritos, guapos, niños bien patoteros, «casas malas» y milongas, para interpelar el origen, los símbolos, los mitos y la lírica de la música emblemática del Río de la Plata. Transcriptas por primera vez en este libro, estas conferencias ofrecen un encuentro prodigioso: el de Borges y el tango, para él «un símbolo de felicidad».