Tras cautivar al público y la crítica de más de cuarenta países con Toda una vida, Robert
Seethaler, sutil intérprete del alma y uno de los escritores en lengua alemana de mayor
proyección, vuelve con una original historia sobre las emociones y la esencia de la vida a
través de la voz singular de quienes ya no están con nosotros.
Al atardecer, el anciano Harry Stevens se levanta del banco, bajo el abedul torcido, donde ha
estado sentado todo el día, y sale del cementerio de la pequeña localidad de Paulstadt, un
lugar al que todo el mundo llama «el Campo» y casi nadie visita. No hace mucho tuvo lugar el
último entierro, aunque él recuerda un funeral muchos años antes, el de Gregorina Stavac, la
florista de hermosas manos con quien sólo intercambió unas palabras, pero a la que se siente
irremediablemente unido. A Harry le parece oír hablar a los difuntos, pero sólo logra captar
unas cuantas palabras y se pregunta qué se estarán diciendo. ¿Discutirán sobre la vida, ahora
que son capaces de juzgarla en todos sus aspectos, o recordarán el pasado con nostalgia?
¿Hablarán de la muerte, de lo que ésta significa, o seguirán quejándose como cuando estaban
vivos, tratando de sus dolencias y otras minucias?