Dos posiciones irreconciliables dividen a los teóricos del fútbol. La primera, en la que militan autores tan diversos como Jorge Luis Borges y Juan José Sebrelli, tiende a reducir al fútbol a su realidad física inmediata y, sobre tal base, a convertirlo en un mero hecho arbitrario, cuando no ridículo y execrable. Veintidós adultos corriendo detrás de una pelota componen un sin sentido que sólo sirve para despertar las pasiones más bajas del ser humano. La segunda posición ve en el fútbol una forma, extraña pero genial, de la felicidad humana. No niega lo arbitrario ni lo absurdo de este deporte; pero tampoco olvida que la pasión que genera es, al fin de cuentas, una realidad. Aunque obviamente somos partidarios de la segunda de estas lecturas, lo cierto es que la primera ha logrado debilitar el interés intelectual por el fútbol. No existe una interpretación o un estudio mínimamente serio que expliquen cómo y porqué, cada fin de semana, miles de millones de personas quedan atrapadas por la pasión que genera este deporte.
Para tratar de entender esta totalidad ofrecemos este diccionario. Como debe serlo toda obra de su género, se recogen en él los usos efectivos de los términos que describen y expresan la realidad futbolística. Es un vocabulario altamente variable en el tiempo y en la geografía, que no intentamos fijar ni reglar, sino tan sólo describir. Esperamos que sea un instrumento para el mayor disfrute de esa absurda forma de la felicidad, el fútbol.