Delilah Green juró no volver a Bright Falls, donde no le quedan más que recuerdos de su solitaria infancia en la que era poco más que una carga para su fría y distante madrastra. Su vida está en Nueva York, donde su carrera como fotógrafa está tomando impulso y su cama nunca está vacía. De acuerdo, la acompaña cada noche una mujer distinta, pero ya está bien así.
Cuando su hermanastra Astrid la presiona con un sutil sentimiento de culpa y un talonario de cinco cifras para ser la fotógrafa de su boda, a Delilah no le queda otro remedio que volver al pueblo al que una vez llamó hogar. Su plan es llegar y marcharse en cuanto pueda… pero entonces ve a Claire Sutherland, una de las mejores amigas de Astrid, y decide que, después de todo, quizá sí haya algo divertido que hacer en Bright Falls.
Claire Sutherland es madre de una hija de once años a la que ha criado prácticamente sola, tiene que aguantar a su desastroso ex y es la encargada de una librería, así que su vida no tiene espacio para sorpresas. Y Delilah Green es una sorpresa muy poco bienvenida… al principio. Aunque se conocen desde hace años, no se conocen, por lo que a Claire la inquieta que Delilah sepa exactamente qué es lo que la hace saltar. Cuando se ven envueltas en el torbellino de preparativos para la boda, incluyendo una artimaña para salvar a Astrid de su horrible prometido, Claire comienza a dudar de su capacidad para resistirse a los encantos de Delilah. Y lo que es peor: empieza a pensar que tampoco quiere hacerlo.