¿Qué haría cuando hablara con él? ¿Con… Frank? No quería llamarlo así. Durante años fue un monstruo en su cabeza, la silueta escondida en el armario o debajo de su cama, y darle un nombre lo humanizaría… ¿aunque sería eso tan malo? Tras presenciar el asesinato de sus padres, y atravesar una crianza distante y opulenta, Sara resultó una joven volátil, de ego desmedido, constantes ataques de ira e impulsivo autosabotaje. Al descubrir a Frank, apenas un hombre cansado y roto, y no el monstruo que la atormentó por años, su deseo de venganza impulsa un trato: salvarlo de la cárcel e investigar juntos quién lo contrató para asesinar a sus padres. Condicionada por una escala moral cada vez más ambigua, incapaz de distinguir qué es correcto, ¿cómo puede confiar en aquellos que odió durante años? Otros marginados no serán tan manipulables como Frank, y un objetivo en común no garantiza su seguridad. ¿Hasta dónde puede llegar Sara si sus impulsos violentos, sus años de entrenamiento y su determinación palidecen en situaciones de vida o muerte? En el fondo sigue siendo una niña asustada y vulnerable, y su odisea marginal, lejos de la seguridad de su burbuja, será breve si no logra anteponerse a sus creencias de cómo funciona el mundo

Ciclo de violencia

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