El funcionamiento general del mundo se parece mucho a un juego, por ejemplo, al fútbol.
El viaje a las Cataratas del Iguazú de Federico Benítez y sus hijos ya está arreglado, pero un llamado de último momento altera los planes: una deuda de gratitud, vieja e impostergable, lo obliga a cambiar de rumbo y encaminarse, con esos dos disgustados adolescentes a la rastra, hacia la lejana Patagonia. Y así el auto en el que se trasladan los tres se convierte en una cápsula del tiempo; en cuatro días de viaje este hombre ensimismado y torpe les contará una historia antigua y oculta que es la suya, la suya y la de su desangelada adolescencia, la suya y la del Primer Torneo Interdivisional de Fútbol del Colegio Nacional Normal Superior Arturo Del Manso, jugado en 1983.
Y ese torneo de fútbol, con sus arbitrariedades, con sus trampas, con sus mezquindades pero también con sus grandezas, con sus luces y con sus sombras, será para este muchacho de quince años un laboratorio de la vida, del que saldrá transformado.