«Vivimos un momento único, transitando dos realidades, por un lado, la oferta continua de estar cansados y vivir agotados. Por otro, trabajar con pasión determinada al servicio de un profundo cambio personal, restaurando capacidades innatas hacia el potencial interior de autorregulación. Descubriendo, desde la vivencia, las dosis exactas que cultivan la prevención ante las enfermedades ligadas a la sobreadaptación, la sobreestimulación y la sobreexigencia. Padecimientos que nos conducen, gradual e inexorablemente, a un estrés crónico que es hoy el detonante y agravante en todo proceso de desequilibrio y enfermedad».Clara Badino
Cada vez más personas son conscientes del mundo acelerado en el que vivimos, un mundo que ofrece vértigo como estilo de vida y ante el cual aparecen síntomas que nos hablan de la imperiosa necesidad de hacer pausas, de volver a restaurar los ciclos naturales, de volver a la consciencia y al corazón. En ese lugar de urgencia, la meditación aparece como una aliada, una práctica cuyos beneficios están ampliamente evidenciados por la medicina y a la que llegan no solo personas que confían en su poder, sino también aquellas derivadas por profesionales de la salud, luego de haber atravesado infinitos tratamientos o abordajes terapéuticos. En este libro, Clara Badino y Margarita Vanoni dialogan con distintas personas que confían y dan cuenta de los beneficios de la práctica meditativa: profesionales de la salud especializados en psiquiatría, cardiología, oncología, funcionarios políticos, empresarios, docentes que trabajan con niños y niñas, practicantes e instructores de mindfulness. Todas ellas personas comprometidas con la práctica y su poder de resignificar el momento presente y de redescubrir los recursos internos que cada uno de nosotros tenemos, y que nos pueden ayudar a cultivar el bienestar personal y comunitario. Regadas de claves y herramientas, estas páginas nos invitan a acercarnos a la meditación como a una práctica vital que puede cambiarnos la vida: cultivar el estado de presencia, aceptar la vulnerabilidad, tener consciencia de nuestro cuerpo, atravesar estados difíciles y dolorosos de la mejor forma posible y ser más amorosos con nosotros mismos y con nuestro entorno.