Los Mulvaney son un ejemplo de familia feliz. El padre es un hombre apuesto, trabajador y sensato; la madre, una mujer encantadora y dicharachera, y los hijos, Mike, Patrick, Marianne y Judd, el broche de oro a un matrimonio idílico. Viven en High Point Farm, una granja de ensueño que será su infierno a partir del día de San Valentín de 1976, cuando un oscuro suceso cambia por completo la vida de Marianne, y los Mulvaney inician su declive. El narrador de la historia es Judd, periodista y el menor de los hijos, quien revela la verdad de su familia y de un país entero.
Historia íntima y a la vez épica, Qué fue de los Mulvaney se disfruta como una buena pieza de jazz: un motivo recurrente, casi obsesivo, se amplía, cambia de tono, y al variar nos ofrece facetas siempre nuevas de una realidad que ya creíamos conocer. Al acabar de leerla, los Mulvaney se quedan con nosotros, como suele suceder con ciertas melodías que ya forman parte de nuestra vida.