Incluso una verdad horrible tiene mejor sabor que una mentira perfecta.
Mientras Ali atraviesa uno de los momentos más tristes de su vida, Paul tiene que existir entre el deseo de tenerla y la imposibilidad de amar a alguien que no sea Shelly.
Una noche inolvidable y un chico de tinta le revelan a Ali que incluso la verdad más horrible termina teniendo mejor sabor en boca que una mentira.