Tras romperse la pierna y perder el trabajo mal pagado que tenía como diseñadora gráfica, Ágata Martí no tiene más remedio que asumir que no sabe qué está haciendo con su vida. Tal vez por eso decide seguir el consejo de Guillermo, su hermano mayor, y mudarse a Londres una temporada. Guillermo ha pedido un favor y Ágata tiene un lugar donde instalarse y un trabajo esperándola.
El problema es que el favor se lo ha pedido a Gabriel.
Ahora Gabriel Trevelyan trabaja de periodista en Londres, pero de pequeño solía refugiarse en casa de la familia Martí para huir de las discusiones de sus padres y fingir que sabía lo que era querer a alguien. Por eso es incapaz de decirle que no a Guillermo, aunque eso signifique volver a ver a Ágata.
Para Ágata, Gabriel fue el chico que le dio el beso más inocente del mundo.
Para Gabriel, Ágata fue y es algo mucho más complicado.