Les enseña las señales de tráfico, el sol, las tormentas eléctricas, las estrellas. Hay lecciones fáciles y lecciones difíciles. En ella se aprende a hablar, a jugar, a dormir, a despertar, a amar, e incluso a enfadarse. Hay exámenes a cada momento, pero nadie repite curso. El aprendizaje nunca termina, y cada vez lo que se aprende es más importante que lo que ya se sabe.
Una escuela tan grande como el mundo
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